Intensas lluvias: la inundación que no fue

Durante el fin de semana largo la cuenca del río Luján fue puesta a prueba por las copiosas lluvias. En los últimos 30 días cayeron cerca de 400 milímetros de agua. Las precipitaciones duplicaron los registros de agosto de 2015, la última gran inundación, donde el agua superó los 5 metros de crecida.

Las copiosas lluvias caídas durante todo el fin de semana largo pusieron a prueba la capacidad del río Luján para soportar la crecida y mantenerse dentro de su cauce. Lo mismo había sucedido una semana antes cuando el viernes 28 de febrero, en apenas unas horas, cayeron cerca de 100 milímetros  de agua.

La preocupación por la posibilidad de una nueva inundación nunca desaparece para una comunidad que acumula una larga y angustiante tradición de este tipo de eventos traumáticos. Sin embargo, los especialistas aseguran que las probabilidades de desbordes disminuyeron sustancialmente debido a las obras de readecuación llevadas a cabo.

“Nunca hay que cantar victoria”, le confesó un funcionario a este medio ante la consulta por la situación hídrica del distrito, aunque su prudencia dejaba entrever el conformismo por el resultado de las intervenciones que tuvo el río en los últimos años.

Según los pluviómetros que se encuentran en varios puntos de la ciudad (Ruta 47, Jáuregui, zona del Basural) a los que pudo acceder EL CIVISMO, entre el viernes y martes pasado cayeron en nuestra ciudad no menos de 60 milímetros de agua y si se toma el acumulado durante todo febrero, que fue muy lluvioso, la cifra alcanza los 400 milímetros.

Para tomar dimensión de la cantidad de agua acumulada resulta imprescindible tener en cuenta el registro de precipitaciones esperadas en términos estadísticos por el Servicio Nacional Meteorológico y publicado en el último Boletín de la Red Pluviométrica de la Universidad Nacional de Luján: “Los valores normales para el período trimestral (febrero, marzo y abril) se encuentran entre 314 y 376 milímetros.” Por lo tanto, en sólo 15 días se llegó al registro equivalente a todo un trimestre.

Las dos últimas grandes inundaciones se produjeron en febrero de 2014 y agosto de 2015. En la primera, la creciente alcanzó su pico máximo a los 4,59 metros. Al año siguiente la marca fue aún peor: 5,49. Se trató de uno de los peores registros históricos y una catástrofe social. 

Días antes de las intensas lluvias del pasado fin de semana, desde el Municipio compartieron el Informe de Situación Hídrica del Partido de Luján y resaltaron el comportamiento del río Luján. “Las lluvias registradas en las últimas semanas han puesto a prueba la capacidad de respuesta del Partido de Luján ante eventos hidrometeorológicos. Con un acumulado que rondan los 250 mm de precipitación, estos fenómenos podrían haber generado situaciones críticas en el pasado. Sin embargo, las obras e intervenciones en barrios y localidades implementadas en los últimos años han demostrado su eficacia, minimizando los impactos y permitiendo un mejor escurrimiento superficial.”

Agregaron que “lo más relevante es que el agua escurrió de manera eficiente y no hubo afectaciones estructurales significativas. Este resultado es un reflejo del trabajo sostenido en materia de infraestructura hídrica y gestión del riesgo, con intervenciones basadas en estudios técnicos de escorrentía superficial.”

Además, aseguraron que las obras en el río Luján “ya comienzan a mostrar efectos positivos en la dinámica hidráulica de la cuenca. Gracias a estas intervenciones, se ha mejorado el transporte de los excedentes hídricos”.

POLÍTICA Y OBRA PÚBLICA

En 2015, la inundación de agosto se transformó en un tema de agenda nacional, con la cobertura de los medios nacionales y la organización de campañas de beneficencia para ayudar a los miles de damnificados que vieron perder todo por culpa del agua. La obra pública, hoy demonizada, todavía se percibía como herramienta para mejorarle las condiciones de vida de la gente.

Eran tiempos de alto voltaje político y se avizoraban vientos de cambio. En las PASO, Mauricio Macri se quedaba con el liderazgo de Cambiemos y se preparaba para derrotar a Daniel Scioli, gobernador y candidato a presidente del Frente para la Victoria. A nivel provincial, la sorpresa fue María Eugenia Vidal, quien rompería una larga hegemonía peronista. Y Oscar Luciani no tendría dificultades en renovar su mandato, postergando las ambiciones de Leonardo Boto.

Con todos los planetas alineados (Nación-Provincia-Municipio) desde el oficialismo se envalentonaron y prometieron desembolsar los fondos que sean necesarios para comenzar un plan de obras destinado a mitigar las inundaciones sobre la cuenca del río Luján.

Sin embargo, años después esas promesas continuaban dilatándose.  En julio del 2017, durante una visita a Luján, la gobernadora María Eugenia Vidal anunciaba el inicio de obras hidráulicas en la cuenca para marzo del 2018 con un financiamiento de la Corporación Andina de Fomento. “Tenemos discusiones todos los días con el ministro de Infraestructura porque él dice que las obras seguro empiezan en marzo y yo le digo que quiero que empiecen en diciembre”, se jactaba la mandataria bonaerense.

El préstamo otorgado por la Corporación Andino de Fomento (CAF) ascendía a 100 millones de dólares para la primera etapa de las obras. Luego, una vez terminada, (hacia 2019) se sumarían unos 5.100 millones de pesos y Provincia se comprometía a aportar otros 58 millones de dólares (unos 870 millones de pesos).

Pero ese mismo año, integrantes de la agrupación Inundados de Luján sobrevolaron la cuenca del río Luján junto al intendente Oscar Luciani y denunciaron que “quedó al descubierto la ausencia de máquinas para encarar las obras que tiene como objetivo mitigar las crecidas, además de la falta de control en la invasión de los emprendimientos privados en los humedales.”

“El intendente constató que, en toda la cuenca, no había una sola máquina trabajando”, expuso Sergio Frascaroli, uno de los referentes de la organización vecinal. En tal sentido, lamentó la “incertidumbre que existe entre la gente por la falta de obras. Ya van dos años y medio de gobierno, todavía no comenzaron las obras ni tampoco se sabe cuándo se van a iniciar”.

Un año después, en 2019, el último de la gestión cambiemita de María Eugenia Vidal (perdería las elecciones contra el actual gobernador Axel Kicillof), lo únicos trabajos en la cuenca correspondían a la adecuación del Canal Santa María con un grado de ejecución cercano al 7 por ciento. Dicho canal es un curso de agua artificial que tiene una extensión de siete kilómetros, desde la Ruta 9 a la desembocadura con el Paraná. Su función es captar los excedentes del Luján y enviarlos al otro río.

Desde Inundados de Luján, nuevamente, advertían que dicha obra no iba va a tener influencia en mitigar las inundaciones de nuestro distrito. “Nosotros planteamos que primero se debieron hacer los reservorios y después el canal, para nosotros es más beneficioso contener el agua en la cuenca superior y no recibir tanta agua de golpe. También hablamos de la ocupación de los humedales, la falta de línea de ribera, que todavía no está definida. Eso hace que haya especulaciones inmobiliarias”, agregaron.

Afortunadamente, para la inmensa mayoría de los vecinos que habitan la extensa cuenca del río Luján (con más de 15 municipios), lo que vendría después, a partir del cambio de gobierno, significó el inicio y sostenimiento de una de las inversiones más importantes del gobierno provincial a pesar de las zigzagueantes coyunturas políticas y económicas.

MEDIO SIGLO DE DESBORDES

En los últimos 58 años el cauce salió varias veces de su nivel normal para afectar a distintos puntos del distrito, aunque con intensidades diferentes.

En octubre de 1967, los 232 milímetros caídos en el transcurso de tres días provocaron la evacuación de unas 350 personas, que fueron alojadas en diferentes puntos de la ciudad, entre ellos el Club Santa Elena. En esa oportunidad, el río alcanzó los 5,80 metros.

Durante la década del 80, los problemas provocados por las inundaciones fueron repetidos. En septiembre de 1982, una copiosa lluvia inundó barrios y localidades, con 52 familias evacuadas. El cauce subió 3,90 metros.

En 1984 tuvieron lugar dos inundaciones de considerables proporciones. En marzo, la crecida del río derivó en la evacuación de 401 vecinos, con un pico máximo de 4,84 metros. El Taller Municipal 1 del barrio El Quinto fue la sede del Cuerpo de Bomberos, y los afectados fueron trasladados a Bromatología y después al Hospital Municipal y a la Colonia Cabred. San Fermín, Santa Marta, Playita Elías y la zona del puente De Las Tropas fueron los sectores más afectados. A fines de octubre de ese año, el río volvió a traer complicaciones al subir 4,27 metros.

Sin embargo, lo peor estaba por venir. En 1985 Luján registró dos record históricos. En mayo la inundación provocó 4 mil evacuados. EL CIVISMO informaba que “nuestra ciudad ha sufrido la creciente más grande del siglo”, y destacaba que desde la ruta 7 hasta la Basílica la postal desbordaba de agua.

“La ciudad se encuentra dividida en dos, prácticamente sin conexión terrestre, al igual que otras localidades del partido. La más trágica inundación de los últimos 50 años. La cantidad de agua fue de 295,4 milímetros, marca récord en el siglo”, describía este medio. La marca del río fue de 6,25 metros. 

No obstante, en noviembre del mismo año el cauce registró un incremento de 6,40 metros. El distrito contó con 300 evacuados, 6 mil autoevacuados, un total de 19 mil personas afectadas y 160 hectáreas alcanzadas por el agua. Además de las zonas que normalmente padecen el avance del río, esa inundación alcanzó a los barrios San Cayetano, Juan XXIII y San Bernardo.

En octubre de 1986, la crecida hizo subir al río 4,79 metros, como consecuencia de los 213 milímetros caídos, 108 en un solo día. Los evacuados fueron trasladados a los hospitales Cabred y Montes de Oca. Esa inundación coincidió con la tradicional peregrinación juvenil, lo que complicó las evacuaciones, que llegaron a 90, mientras que 3 mil personas abandonaron sus casas. 

Dos años después, los 298 milímetros de agua caídos en cuatro días generaron una crecida de 5,52 metros. El descenso del río fue tan lento como había crecido. Se registraron 252 evacuados en el Polideportivo, como así también autoevacuados en el Club Santa Elena y en la sociedad de fomento del barrio Padre Varela.

Después de algunos años de respiro, en octubre de 1991 se registró otra crecida, aunque sensiblemente menor a las anteriores. Esa vez el río trepó hasta los 3,68 metros, suficiente cantidad para anegar Fray Manuel de Torres.

En noviembre de 1993, a un ritmo de 20 centímetros por hora, el río alcanzó los 5,25 metros. Dos años después, en abril de 1995, las aguas alcanzaron un nivel máximo de 4,16 metros.

La década del 90 terminó con una pequeña crecida registrada en febrero de 1998, de apenas 2,50 metros que resultaron suficientes para causar perjuicios menores en distintos vecindarios.

El nuevo siglo mantuvo la tendencia. Hacia mediados de 2000, la inundación fue de 3,95 metros, alcanzados a un ritmo de 3 centímetros por hora, con un total aproximado de 200 evacuados. 

Al año siguiente, el río trepó hasta los 4,42 metros. Como dato curioso, los afectados del barrio Ameghino decidieron cortar los accesos a Gaona para reclamar soluciones a través de desagües y otras obras de infraestructura. Meses después una nueva crecida complicó a la ciudad.

En febrero de 2003, un intenso temporal provocó una nueva crecida. Un vecino del barrio El Ceibo murió electrocutado. Además se registraron severos daños en localidades como Olivera, donde la fuerte granizada rompió techos y arruinó cosechas. El río alcanzó los 4,04 metros. Tres años después, en enero de 2006, la caída de 117 milímetros de agua provocó la evacuación de 70 personas y una altura máxima del río de 4,36 metros. 

La tregua se prolongó hasta el 2012 cuando la crecida marcó 5,12 metros. En 2014 se acumularon entre 110 y 120 milímetros de agua y el tope máximo de agua llegó a 4,26 metros.

Finalmente, la última gran inundación se produjo en agosto de 2015: cayeron cerca de 200 milímetros que fueron suficiente para que el río alcance los 5,43 metros.