La Fiscalía de Investigaciones Complejas solicitó a la elevación a juicio y pidió penas de hasta 5 años de prisión. A más de dos años del asesinato del joven hincha de Luján, continúa prófugo el principal sospechoso de haberlo matado.
El sábado, el portal Infobae informó que la causa por el crimen de Joaquín Busto Coronel fue elevada a juicio. Diez miembros de la barra brava del club Leandro N. Alem serán juzgado -en fecha aún no determinada-, en relación con la violenta jornada que culminó en la trágica muerte del joven hincha de Luján ocurrida el domingo 10 de julio de 2022.
La Unidad Funcional de Investigaciones Complejas fue la encargada de solicitar la elevación a juicio, tras reunir una serie de pruebas contundentes que involucran a estos individuos en los brutales enfrentamientos con la hinchada de su clásico rival.
La fiscal María Laura Cordiviola concluyó que había suficiente evidencia para llevar a juicio a Leandro “Zurdo” Dapueto, de 32 años; Mauricio Pare, de 47 años; César Ramírez, de 39 años; Facundo Serrano, de 31 años; Ariel González, de 35 años; Hugo Prezzo, de 37 años; Carlos “Cappe” Cappelani, de 40 años; Martín “Pepo” González, de 41 años; Diego “Chimi” Barrientos, de 35 años y Facundo Rodríguez, de 33 años.
Entre los imputados, Ariel González destaca por su rol como jefe de la barra de Alem, mientras que su hermano, Mariano Fabián González, se encuentra prófugo de la justicia.
Mariano González es señalado como el principal sospechoso de haber disparado el arma que causó la muerte de Joaquín Coronel. Ambos hermanos son hijos del presidente del club Leandro N. Alem, lo que añade un matiz aún más complejo al caso.
La mayoría de los acusados desempeñaban funciones como vocales titulares o suplentes de la comisión directiva del club en el momento de los hechos, lo que subraya la implicancia institucional en los sucesos.
El fatídico domingo se disputaba el llamado Clásico del Oeste, correspondiente al torneo de Primera C, en el Campo Municipal de Deportes y en lo que sería el ultimo partido de fútbol que se jugaría en este estadio.
Apenas habían transcurrido 15 minutos del primer tiempo cuando, alrededor de las 15:30, comenzaron a escucharse estruendos y gritos provenientes del Parque San Martin.
Lo que comenzó como un cruce verbal entre hinchas de ambos equipos, rápidamente escaló a una serie de violentos enfrentamientos en la avenida Carlos Pellegrini, donde las provocaciones iniciales se convirtieron en una batalla campal.
Las patadas y los puñetazos fueron solo el inicio de la escalada de violencia. Pronto, las piedras comenzaron a volar, seguidas por disparos de armas de fuego que sembraron el caos y el miedo entre los presentes. Joaquín Coronel, un joven de 18 años que había decidido asistir al partido en compañía de su hermano y su sobrino, después de mucho tiempo alejado de los estadios, fue alcanzado por una bala en el abdomen.
A pesar de los esfuerzos médicos, Coronel falleció horas después en el Hospital local, sumándose a la larga lista de víctimas de la violencia en el fútbol argentino. Además, otros siete hinchas de Luján resultaron heridos por impactos de bala, y una veintena de personas sufrió diversas heridas en medio del tumulto.
La investigación liderada por la fiscal Cordiviola incluyó un exhaustivo análisis de pruebas, entre las que se destacaron las imágenes captadas por las cámaras de seguridad de la zona.
Estas grabaciones fueron clave para identificar a los agresores y reconstruir los eventos que llevaron a la muerte de Joaquín. En las imágenes se puede observar cómo, en el pico de la tensión, varios hinchas de Alem se dirigieron a sus vehículos para extraer armas de fuego y otros elementos con los que atacaron a los hinchas de Luján.
Las vainas encontradas en el lugar, que posteriormente fueron recogidas por la Policía, pertenecían tanto a armas cortas de calibre 9 mm como a armas largas, lo que evidenció la gravedad de la situación.
Además, las filmaciones también mostraron a los atacantes manipulando gomeras cargadas con piedras y cuchillos, lo que sumó aún más elementos de peligro a la escena.
La fiscal no dejó ningún cabo suelto en su investigación. El proceso incluyó una serie de allanamientos, peritajes balísticos y fílmicos, además de la recolección de testimonios de hinchas de ambos bandos y de efectivos policiales que estuvieron presentes el día de los hechos.
La Fiscalía ha solicitado penas de prisión que oscilan entre los dos años y cuatro meses, hasta los cinco años y diez meses, además de la inhabilitación especial para asistir a espectáculos deportivos.
Los delitos que enfrentan los barras de Alem incluyen agresión con armas, resistencia a la autoridad, lesiones leves y graves calificadas por el uso de armas de fuego, y encubrimiento, todos agravados por haber ocurrido en el marco de un evento deportivo.
Este caso no solo pone en evidencia la violencia que aún persiste en el fútbol argentino, sino también la necesidad de una intervención más firme por parte de las autoridades para prevenir y sancionar este tipo de conductas.
La decisión de elevar a juicio a estos diez individuos marca un precedente importante en la lucha contra la violencia en el deporte, y la sociedad espera que la justicia actúe con la contundencia necesaria para evitar que tragedias como la de Joaquín Coronel se repitan.
Mientras tanto, la comunidad de Luján sigue esperando que se haga justicia por la muerte de un joven que solo quería disfrutar de un día de fútbol.