Además de Daniela Espinosa, en el auto que volcó y se incendió viajaba una joven de 22 años llamada Rocío García, que estaba embarazada de dos meses y vivía en Villa del Parque. Iban a Junín a visitar a sus parejas detenidas. Habitualmente lo hacían en un micro trucho conocido como "El Tumberito".
Conocida ayer la noticia que entre las víctimas del tremendo choque frontal acontecido el domingo a la noche cerca de Carmen de Areco había una mujer de esta ciudad, este martes EL CIVISMO pudo saber que otra de las personas fallecidas también era de Luján.
Se trata de Rocío García, una joven de 22 años que estaba embarazada de dos meses y vivía en una precaria vivienda de barrio Villa del Parque. Junto a Daniela Florencia Espinosa y madre de tres criaturas, abordaron el domingo a la medianoche un Chevrolet modelo Prisma con destino Junín.
Daniela y Rocío iban periódicamente a visitar a sus parejas, que se encuentran privados de la libertad en una Unidad Penitenciaria. Habitualmente tomaban un colectivo conocido como “El Tumberito”, pero esta vez el micro superó la capacidad y el encargado de hacer los viajes dispuso de un automóvil particular para transportar más pasajeros.
La mama de Daniela atribuyó la desgracia a la avaricia de quienes lucran prestando este servicio irregular dedicado al transporte de personas a diferentes cárceles. Por 1.300 pesos “El Tumberito” los lleva hasta el penal, los espera y los vuelve a traer hasta sus ciudades de origen a los familiares de presos.
El micro es una unidad pintada todo de blanco con vidrios polarizados. Los fines de semana suele hacer este tipo de trayectos que, de algún modo, es también el único medio de locomoción que tienen los familiares para llegar a la hora establecida para visitar a sus seres queridos que están cumpliendo condena.
A su vez, “El Tumberito” no viaja solo. Por lo general, un auto -posiblemente el Prisma- lo acompañaba hasta un determinado lugar. A mitad del trayecto y por miedo a sufrir un asalto, el dinero recaudado en el micro era entregado al conductor del auto, quien regresaba al punto de partida con la plata.
Daniela y Rocío solían esperar “El Tumberito” en la estación de servicio Axion que está en colectora de Acceso Oeste. Daniela vivía en Pasteur al 1700 y Rocío cerca del arroyo Lanusse, en una casilla que ni luz tenía si no fuese porque se “enganchaba” del servicio. Por ese motivo su nombre no aparece entre los fallecidos y apenas se la menciona como el pasajero que habría subido al auto en La Fraternidad.
Según contó la mamá de Daniela a este medio, el domingo cerca de las 9, la pareja de Daniela desde la cárcel empezó a enviar mensajes a todos sus contactos porque la madre de su hijo no había llegado al penal. Debía ingresar a las 7 y no lo había hecho.
Con el paso de las horas, todo fue desesperación. Al mediodía, se sabía que había ocurrido un choque en la Ruta 7 entre dos autos y que había dejado ocho muertos, pero entre los familiares de Daniela no creían que una de las víctimas fatales fuese la joven de 25 años debido a que pensaban que había viajado en el micro trucho.
Sin embargo, el teléfono de Daniela no respondía. “Me entero que el accidente fue a las 0.30. A las 9, él empieza a llamar y (preguntar) si Daniela había viajado, pero para mí ya sabía (que había pasado algo) porque en la cárcel se enteran de todo. Empecé a llamar a su teléfono y estaba apagado, llamé a Junín, a Chacabuco, a todas las Comisarías que hay en el trayecto buscando un accidente de un colectivo”, dijo la señora Herrera, hasta que otra de sus hijas le contó que Daniela esta vez no había subido al colectivo sino que había viajado en el auto “del suegro de la dueña” del micro.
Pasadas 48 horas de la tragedia, la mamá de Daniela no sabe quién conducía el auto ni quien es el dueño del micro ni de donde partió. Tampoco tiene certeza si el cuerpo que el lunes sepultó es el de Daniela. Solo recibió un pearcing que Daniela llevaba en la lengua. Está desconsolada y no es para menos.
Todos los ocupantes del Prisma murieron carbonizados tras volcar producto del impresionante impacto frontal: el conductor, cuya identidad se desconoce, una mujer de 60 años llamada Reinalda Clementina Sulca, y un joven de 17 años identificado como Joel Paniagua, ambos con domicilio en el barrio Altos del Oeste, de General Rodríguez.
El choque fue en el kilometro 134. De la mano contraria avanzaba con destino a San Andrés de Giles un VV modelo Gol ocupado por cuatro mujeres de entre 50 y 75 años, todas de Carmen de Areco. Tres de ellas fallecieron en el acto, una cuarta pasajera sobrevivió.
Revelación que dejó otro choque
El siniestro vial del domingo 24 de marzo ocurrido en el cruce de las rutas 7 y 51 dejó nueve muertos y una revelación vinculada con Luján. Según el parte de prensa brindado por los comisarios Scoropad y Ullúa desde la Estación de Policía Comunal de Carmen de Areco, peritos policiales determinaron que la documentación del vehículo era apócrifa, la cédula encontrada en el lugar del siniestro era una falsificación, los números del motor y del chasis de la camioneta que fue chocada por un camión estaban adulterados y las patentes correspondían a otra camioneta radicada en Luján que había sido robada.
Antecedente
También fue un domingo en la Ruta 7 y en cercanía de Carmen de Areco cuando en noviembre de 1967, un menor de 12 años de esta ciudad perdió la vida en la carretera. La noticia causó profundo pesar en Luján.
La víctima se llamaba Vicente Eduardo Duarte y era hijo Horacio Duarte un apreciado comerciante de entonces. El dimingo 5, alrededor de las 14, el Peugeot guiado por Horacio Duarte padre de la infortunada victima a quien acompañaba su otro hijo Rubén Vicente y los señores Osvaldo Laboureau y Juan Banchero regresaban a esta ciudad luego de asistir en Chacabuco a una competencia automovilística realizada ese día.
Imprevistamente el vehículo volcó, abriéndose una de las puertas traseras provocando la caída al pavimento del menor Rubén Vicente quien a raíz de las lesiones recibidas falleció momentos después en el Hospital de San Andrés de Giles al que fueron trasladados todos los ocupantes del vehículo. El padre de la víctima y los dos restantes ocupantes sufrieron distintas heridas de carácter leve. El menor, víctima del penoso suceso, cursaba 6to. Grado en la Escuela Normal y se domiciliaba con su padre en Pasaje Rossi al 1000.