Un primo de la víctima quedó detenido al entrar en contradicciones

Miércoles//La víctima tenía 41 años y fue asesinado entre la noche del domingo y la madrugada del lunes en el campo de la familia Uranga, donde trabajaba como cuidador de caballos. Un primo de 47 años fue aprehendido y quedó imputado por “homicidio”.

El domingo a la noche un hombre pidió un arma a los vecinos del barrio Luchetti que viven en Pedro Goyena entre Chubut y Jujuy para repeler a supuestos ladrones que presuntamente intentaban entrar en el haras Puerta Abierta de la familia Uranga, cuya una de sus entradas dista a unos 100 metros, en lo que queda de la calle Gelly y Obes.
A las 6.05, ya del lunes, ese mismo hombre se presentó en una vivienda para dar aviso al dueño de casa que había encontrado sin vida al "El Petiso" Gallardo, su primo. Horas después, entraba en contradicciones. Sus propias afirmaciones lo pusieron en la cuerda floja. Finalmente, admitió: "Me mandé una cagada".
Miguel Oscar Gallardo, de 47 años, confesaba ante la Policía haber asesinado a su primo Alberto Alfonso Gallardo, de 41. La Fiscalía que tomó intervención en el caso lo acusó por "homicidio".
El cuerpo de "El Petizo" Gallardo fue hallado por la Policía cerca de las 6.30. Estaba entre una caballeriza y la casa donde vivía desde hacía unos siete años cuando emigró desde Goya, Corrientes. 
Presentaba dos heridas de arma blanca: una en la zona sub axial y otra en el tórax que resultó letal. A pocos metros, había un cuchillo que fue secuestrado y podría tratarse del arma homicida. En el interior de la casa, una silla estaba tirada en el piso, una botella rota y de la cocina faltaba un cuchillo.
Posiblemente, con ese cuchillo Miguel Gallardo dio muerte a su primo. Probablemente, como consecuencia de una riña originada por causas que sólo él sabe con certeza en medio de una larga noche que pasaron bebiendo alcohol.
El crimen de "El Petiso" Gallardo consterna a los vecinos que lo conocían y apreciaban. También a los patrones, la familia Uranga, que tiene previsto organizar una misa el fin de semana para recordarlo como un buen hombre, un petisero que cumplía con creces con su trabajo e hizo felices a los más chicos amansándoles sus caballos.
Miguel, el ahora detenido, solía visitar a su primo Alberto. Siempre lo hacía acompañado de su familia menos este domingo que lo hizo llamativamente en solitario. Viajó desde Bella Vista en tren hasta Open Door y desde la estación caminó unas quince cuadras hasta llegar a la tranquera que comunica el haras con el sector más postergado del pueblo.

HOMBRE APRECIADO
A escaso metros de la tranquera, en una huella en la que se convirtió la calle Gelly y Obes, vive Ramón. Habita una mísera casa con varios perros y gatos. El domingo a la noche no escuchó nada extraño. El lunes a la mañana se despertó con ambulancias y varios móviles policiales que entraban y salían de Puerta Abierta. Ramón no dijo mucho. Recordaba cuando pasaban noches enteras "chupando y bailando". "El Petizo era buen tipo y correntino", señaló.
A dos cuadras, en Jujuy entre Pedro Goyena e Ignacio Gorriti, reside María Jiménez, la compañera sentimental del finado quien afirmó: "Acá todo el mundo lo quería". Y desafió al cronista: "Andá al negocio de la boliviana que está en la esquina o en toda la cuadra y preguntá cómo era El Petiso".
Durante cuatro años Gallardo y Jímenez mantuvieron un romance que sólo lo interrumpía el exceso de alcohol que solía ingerir cada vez más seguido "El Petiso". "Nunca tuvo un problema con nadie, nunca se le peleó con nadie. Cuando discutíamos, prefería levantarse e irse. Por eso, me duele lo que le hicieron", dijo la mujer.
María y Alberto, la noche previa al crimen, durmieron juntos. A las 5.30 del domingo se fue al campo donde vivía y trabajaba. "Me dijo: "Gorda, no cocines que voy a traer para comer". Llegó la tarde y no había aparecido. Lo llamé y me dijo que había venido un pariente a visitarlo. Se hizo la noche y no apareció. Siempre discutíamos por el tema del alcohol. Él tomaba todo el día pero no se perdía. Hasta la noche estuvimos con Ramón, mi hermana y otra chica hablando pavadas y organizando para hacer el locro. Pensé que no venía porque se habría re mamado y cuando se mamaba le decía que no viniera porque no le aguantaba el olor a alcohol que tenía", contó María sin imaginarse que no volvería a ver a "El Petiso" ni sobrio ni borracho.
El lunes a la mañana, mientras picaba cebolla y cortaba zapallo para el locro, veía pasar patrullas que entraban y salían del campo de los Uranga. Le preguntó a Ramón si sabía qué estaba pasando pero el amigo de Alberto estimó que habían robado y no mucho más.
Antes de almorzar, vieron pasar una ambulancia y una unidad carrozada que decía en los laterales: Policía Científica. "Cuando la vi me agarró un dolor en el pecho", contó mientras una sobrina la anoticiaba que en el Puerta Abierta habían matado a "un muchacho entrerriano, medio petisito, que siempre estaba tomando y lo quería medio mundo". María no tardó en darse cuenta que, salvo la provincia, el resto de los datos coincidían con su pareja. "Me agarró una dureza en el pecho que no podía respirar, no podía hablar", recordó. En su humilde vivienda tiene una foto de "El Petiso" en un cuadrito al que le colgó un rosario.
Fidelina, esposa de "Tino" López, encargado de Puerta Abierta y jefe de Alberto Gallardo, sostuvo que el presunto victimario "llamó a las 6 de la mañana desesperado diciendo que lo había encontrado al primo tirado y que se tropezó con el cuerpo. Pero parece que confesó. Acá a El Petiso lo quería todo el mundo: los grandes y los chicos. La familia Uranga está muy afectada y están pensando hacer una misa y algo en el campo para recordarlo. Es algo terrible lo que pasó", señaló a este medio.
El acusado esbozo una coartada para despegarse de la escena del crimen al decir que esa noche, tras estar con su primo, se dirigió a la casa de María Jiménez. Sin embargo, eso no fue cierto. En el barrio trascendió que la víctima, en medio de una discusión sostenida por dos personas ebrias, habría intentado atacar con una maza al primo y este lo acuchilló en un acto reflejo de defensa. Por estas horas, todo es motivo de investigación.   
"No lo puedo creer. Últimamente no entiendo a la gente. Fue algo terrible que acá conmocionó a todo el mundo. Nunca nos había pasado algo tan cerca con una persona tan buena. Habrá sido el alcohol…", estimó Fidelina, apesadumbrada y sorprendida por lo ocurrido.
La víctima no tenía familiares directos en Open Door pero sí en Goya donde sus restos serán trasladados una vez que la Justicia disponga su entrega tras la operación de autopsia. En Open Door quedará su imagen de buena persona.