“No veo ningún problema en que el Estado ceda tierras que son de su propiedad”

Roberto Burgos es el titular de la Asociación de Familias Productoras de la Cuenca del Río Luján y presidente de la Feria Franca local. Además, integra la Mesa de Productores Familiares de la Provincia de Buenos Aires. En diálogo con este medio, se refirió a la situación generada en el Instituto Ramayón y la posible instalación de quinteros provenientes del Gran La Plata.

- ¿Qué opinión le merece lo ocurrido en el Instituto Ramayón?  
- Nosotros nos enteramos de lo ocurrido por medio de la prensa. Como compañeros de organizaciones de la agricultura familiar, nos solidarizamos con ellos. Creo que cada organización es autónoma en decidir una política a seguir. Ellos gestionaron un espacio de tierra para desarrollar su actividad agropecuaria dentro del marco de la agricultura familiar y no soy juez para juzgar lo que otra organización hace. Creo que toda organización busca el bien para sus compañeros productores. A veces se plantean estas cosas desde cierto localismo, pero si una organización gestiona y consigue un espacio de tierra, bienvenido sea. La ley de Agricultura Familiar avala la reparación histórica y se incluye repensar cómo fueron repartidas las tierras. Una de las falencias de la agricultura familiar es la propiedad de la tierra, es un tema vidrioso y parece que nadie lo quiere tocar, porque se enmarca en el derecho a la propiedad privada, pero también existe una ley que permite un banco de tierra a partir de tierras estatales ociosas.
Respeto las opiniones de todos, pero me parece que en esto nos merecemos una mesa de debate sobre cómo queremos el crecimiento de la ciudad. El COU no especifica espacios para la pequeña producción agropecuaria.  

- La mayoría de las objeciones apuntan a que se trata de personas que no son de Luján. ¿Comparte ese planteo?
- No hay dudas de que en Luján hay un gran déficit habitacional y que hay muchas parejas jóvenes que necesitan su vivienda. Pero me parece que no se debe enfrentar pobres contra pobres, me parece que enfrentar a un pobre ciudadano de Luján que necesita vivienda digna con un pobre productor expulsado del interior, es buscar una antinomia y no creatividad. Tenemos que ser más creativos y superadores, no podemos hacer diferencias. Hay que preguntar por qué existe una gran masa que habita el Conurbano Bonaerense llegada del interior. Estamos hablando de gente que salió expulsada de sus lugares de orígenes en búsqueda de otro lugar donde conseguir algo para subsistir. Evidentemente la matriz productiva no fue justa. No soy quién para juzgar a una organización que busca un espacio para desarrollarse. Creo que las organizaciones son con el tiempo las que pueden sostener un modelo político de inclusión y participación.

- ¿Considera viable el proyecto que se plantea para el Ramayón?  
- Ningún agricultor familiar tiene la intención de interferir en algo que no sea producir su alimento y venderlo. No lo veo como una competencia, lo veo como un complemento. Si alguna organización tiene la oportunidad de lograr espacios de tierras para producir y vender, no veo ningún problema. Si la tierra es del Estado Nacional y la cede a una organización, no sé cuál es el problema, no lo interpreto como un problema. Ojalá nosotros como organización podamos acceder a un espacio de tierra en Luján. No faltará alguien que nos diga que vayamos a las tierras del Ramayón, pero otros compañeros pudieron acceder a eso. Los logros de otros no los podemos juzgar. Bienvenida sea la lucha por tratar de sostener un proyecto productivo, de sostener la multiplicación de la agricultura familiar con inserción laboral para un montón de gente.
El acceso a la tierra es el tema central para la pequeña agricultura familiar. Nuestra organización también necesita tierras, porque muchos compañeros que son horticultores y trabajan en la zona de Open Door están luchando contra una inmobiliaria que quiere quedarse con tres mil terrenos.

- ¿Falta debate público sobre este tema?
- Creo que el debate con las organizaciones nunca se dio, aunque se creó una Mesa del Foro Local de Agricultura que en su momento permitió que el Municipio comenzara a charlar estos temas. Nos parece prioritario tanto el debate sobre la producción de alimentos como el de acceso al hábitat social. Ante el poder del dinero, las organizaciones deben plantear su oposición y el Estado debe regular. La agricultura familiar es potencialmente generadora de alimentos y no podemos estar en manos de tres o cuatro concentradoras, que generan la misma masa de dinero que hoy está en las inmobiliarias, que mañana está en las industrias. Una variante para lograr precios justos pueden ser las ferias y los mercados concentrados de la agricultura familiar. Creo que estos debates no están instalados en Luján.

- ¿Qué ocurre con la proliferación de barrios cerrados en zonas antiguamente destinada a la agricultura en pequeña escala?
- El valor agregado que tienen las tierras en Luján se lo hemos dado los distintos habitantes de Luján, es decir, la plusvalía se dio por las transformaciones que pagamos cada uno de nosotros, por ejemplo el asfalto o la luz. A costa de nosotros, se arman emprendimientos que aprovechan el incremento del valor de la tierra. Se trata de un gran negocio basado en una masa de dinero. Ese es el rol de ese sector. Pero el rol de las organizaciones es dar el debate. Nosotros queremos que Luján conserve su espacio rural, proyectamos la creación de una figura de un parque agroecológico a partir de la ordenanza que limita las fumigaciones. Creo que Luján tiene la posibilidad de desarrollarse, dar valor agregado en origen y tener su marca registrada en la producción.