La vida es una sucesión de eternidades

Posiblemente la reprogramación de la obra –por decisión de la producción- de un sábado a un viernes haya impactado en la venta de entradas que sólo alcanzaron a ocuparse un cuarto de las butacas disponibles, teniendo en cuenta que está protagonizada por dos afamados actores que cuentan con una trayectoria muy destacada tanto en cine y en teatro como televisión. Asimismo, la pieza teatral pertenece a un prolífico y experimentado dramaturgo como es Carlos Gorostiza, que tiene 94 años y ostenta una descomunal producción teatral, literaria y hasta cinematográfica.
La historia se centra en el encuentro de dos amigos, Paco y Cristo, que han alcanzado los 60 años de amistad. Con las dificultades de la edad avanzada, ambos amigos ya no se ven tan seguido, sin embargo Cristo decide visitar a su entrañable amigo. El escenario en el que transcurre la historia es la casa de Paco, donde nuevamente vuelven a recordar anécdotas graciosas, aventuras risueñas que causaron risotadas en el público.
Desde una perspectiva humorística, la trama esconde un dilema filosófico que a todos nos angustia: el final del viaje. Se acerca el desenlace y muchos compañeros de ruta se van yendo, los hijos crecen, y el cuerpo empieza a dejar de responder, avizorando como única posibilidad el tan poco deseado geriátrico. Cristo parece resignarse a ese futuro cercano e inevitable pero Paco, con ansias de vivir intensamente hasta el último segundo busca convencerlo para cambiar de opinión.
Las actuaciones de Rodolfo Ranni y Mario Pasik son excepcionales y despliegan su enorme talento sobre el escenario en el que se mueven con una asombrosa naturalidad, otorgada por la experiencia en esta disciplina artística. La obra dura una hora, y nos convoca a repensarnos en una etapa de la vida que siempre intentamos evitar.  Lo más interesante es que esa invitación llega de la mano del humor y la reflexión, en este viaje compartido. En esta sucesión de eternidades que es la vida.