“Disfrutamos de cosas muy sencillas”

Viernes//Instalada en Nueva York desde hace 12 años con su esposo y dos hijos, Fátima Sfiligoi narra su experiencia.

Fátima Sfiligoi se fue de Luján hace 12 años. Se mudó a la ciudad de Nueva York en marzo del 2003, cuando se casó con Charles, un estadounidense. Lo había conocido tres años antes, en una de las tantas oficinas de Buenos Aires. "Él estaba visitando a su hermano que había ido a trabajar a Argentina por un año", recordó Fátima.
- ¿Por qué elegiste ese lugar?
- Charles había estado viviendo varios años lejos de su familia, en diferentes estados de Estados Unidos. Cuando decidimos casarnos, me pidió que lo acompañe a vivir a Nueva York, la ciudad donde creció y donde vivían sus padres. En ese momento lo considere una aventura, una oportunidad de vivir una experiencia nueva. Me imaginé que sería por algunos años nada más.  
Fátima describió a Nueva York como "una ciudad que no descansa, igual que cualquier ciudad grande, como Buenos Aires. Tiene un encanto especial por alojar personas de culturas tan diversas. Es una mezcla muy interesante y con mucha riqueza cultural".
"Me encanta ver cómo gente de diferentes orígenes puede convivir pacíficamente en una misma ciudad", expresó. Ella, con su familia, vive en un barrio alejado de la zona más visitada de Nueva York. Eso la lleva a tener que viajar una hora en subte para llegar hasta los lugares que los turistas no deben dejar de ver. "A pesar de que no vamos muy seguido para ese lado, es lindo saber que estamos cerca", contó.  
En esas tierras, Fátima formó una familia "aunque nunca imaginé que lo haría tan lejos de la mía. Y me siento afortunada de seguir teniendo y disfrutando, aunque sea a la distancia, a mis amigas de toda la vida, que crecieron conmigo en Luján, y además encontrar un grupo de amigas argentinas que viven acá en NYC".  
Fátima admitió que, "cuando recién me mudé a esta ciudad, me gustaba conocer gente de diferentes culturas, pero después de tener hijos me aferré a la cultura argentina. Sentí la necesidad de transmitir mi idioma y costumbres a mis hijos. Quería tener la certeza de que ellos podrían comunicarse con mi familia y amigos de la misma manera que lo hago yo". Ese deseo se traduce en una acción muy concreta: "Todos los sábados los llevo a la Escuela Argentina de Nueva York, donde tienen cuatro horas de clases y aprenden lengua, estudios sociales, geografía e historia".
Según contó, "fue tan grande mi deseo por tener hijos bien argentinos que escribí canciones infantiles en español cuando ellos eran chiquitos para que les resulte divertido aprender el idioma. Las escribía mientras iba en el subte a trabajar".
A ello se sumó que su esposo es profesor de música y se encargó de ponerle el ritmo a las canciones. "Teníamos tantas canciones que terminamos grabando un CD y haciendo shows por toda la ciudad de Nueva York", destacó.
"Al principio éramos sólo nosotros dos haciendo el show. Ahora, seis años más tarde, somos cuatro: Charles (mi marido), Chloe (mi hija de 9 años), Kylen (mi hijo de 8 años) y yo". Este mes cantaron en Manhattan, con Chloe en flauta dulce, Kylen en ukelele, Charles en guitarra y Fátima... "¡me pongo a bailar!".
- ¿Qué destacás como positivo y qué como negativo de tu experiencia en Nueva York?
- Lo que más me atrae de la ciudad donde vivo es la diversidad de gente, culturas, razas, costumbres. Mis compañeros de trabajo son de India, Turquía (sí, conoce la novela Las mil y una noches), Rusia, Venezuela, China, Estados Unidos. Todos practicamos religiones diferentes, nos gustan comidas diferentes, escuchamos música diferente pero trabajamos todos juntos, nos respetamos y aprendemos mucho de cada uno. Otra cosa positiva que tiene Nueva York –aseguró- es que manejando un par de horas hacia alguna dirección, te encontrás con montañas, lagos, bosques, lugares hermosos para acampar. También hay playas muy lindas, aunque no tienen la onda de las argentinas. Y para aquellos que les gusta el shopping, también pueden darse el gusto.
Por el contrario, mencionó como negativo "las distancias. Pierdo mucho tiempo yendo de un lado a otro. Lo bueno es que el transporte público funciona bien y es confiable, pero se me van varias horas del día viajando. Lo bueno es que vivo a 15 minutos en auto de la playa, pero como trabajo mucho no la puedo disfrutar".
Fátima trabaja en el área de sistemas contables en una empresa de servicios financieros y contables. Por ser un sector relacionado con la tecnología, afirmó que está constantemente capacitándose y aprendiendo sistemas nuevos. "Cuando recién llegué, sabía poco inglés pero igual tuve la oportunidad de trabajar en un área relacionada a lo que había estudiado en la Universidad de Luján. Ahora, como parte de mi trabajo, tengo que dar clases de capacitación a nuevos usuarios del sistema".
- ¿Cómo es tu rutina?
- Un día mío acá es muy parecido al de una persona que vive en Luján y trabaja en Buenos Aires. Me levanto 5.45, me preparo para ir a trabajar, cocino el almuerzo de mis hijos para que se lo lleven a la escuela y los levanto a las 6.45. Caminamos hasta la escuela (en invierno vamos en auto), me tomo el colectivo, después el subte, trabajo todo el día y a la tardecita otra vez el subte y el colectivo para llegar a casa. Una vez en casa, cenamos los cuatro juntos, siempre que podemos, después seguimos con la rutina del baño, leemos con los chicos algún libro en español antes de dormir y se acabo el día. Los domingos, que es nuestro único día libre, hacemos actividades muy tranquilas. Nos gusta salir a andar en bici, ir a caminar por el parque, ir a la plaza. Disfrutamos de cosas muy sencillas.
La pregunta obligada: ¿extraña? Y de ser así, ¿qué se extraña desde Nueva York? "Algunas de las cosas que extraño de Luján es cruzarme con gente conocida, poder pasar a visitar a alguien sin hacer planes, estar a cinco minutos de la casa de una amiga, a cinco minutos del supermercado, a cinco minutos del centro. Extraño compartir los mismos códigos, la espontaneidad. Estar en Luján es estar en "casa", es el lugar donde crecí, donde vive mi familia, mis amigas de toda la vida. Es donde quedó enterrado una partecita de mi corazón".