Gustavo Córdoba, ceramista

Hace muchos años que Gustavo Córdoba se dedica a una de las manifestaciones artísticas más antiguas del mundo: la alfarería. Trabaja la arcilla blanda, bicocida y esmaltada y crea objetos de cerámica que llevan el sello distintivo de su taller. ¿Cómo se forma un alfarero? Aquí se ofrece la respuesta experiencial de este artista a esta pregunta, entre algunas otras.

Gustavo Córdoba es un artista ceramista. A lo largo de toda su vida, adquirió el complejo conocimiento técnico necesario para llevar adelante este oficio, al mismo tiempo que ha desarrollado un estilo singular, en la actualidad reconocible, por ejemplo, en los objetos de su último emprendimiento.
El alfarero nació en Nogoyá, Entre Ríos, hace cincuenta años. Anduvo por algunas ciudades del exterior y del país, entre ellas, Viedma, donde apareció su primera hija, hasta que, finalmente, se radicó en Luján, donde aparecieron sus dos hijos siguientes. Vive aquí desde hace veintidós años.
En pocos días dictará un seminario-taller en el Teatro El Galpón. Para que los interesados en el oficio tengan un marco de referencia, EL CIVISMO se acercó y entrevistó al artista: ¿qué hace y cómo lo hace?  

—¿Cómo llegaste a la cerámica?
—La cerámica llegó a mí, como resultado de un proceso autodidacta. Comencé de adolescente, explorando en el diseño gráfico, la fotografía y la serigrafía. Después, a partir de esta técnica, incursioné en la producción industrial de la cerámica. Por más de una década, estuve formándome, desde lo técnico, dentro de una fábrica y, en algunas ocasiones, fuera de ella, en Italia. También me formé, más artesanalmente, en un taller de Maximiliano Abbiati, en Capital, haciendo alfarería en torno, en alta temperatura. Y en los últimos años, seguí nutriéndome, ligado a un emprendimiento productivo familiar, que comenzamos con Laura Córdoba, mi hija mayor. Ahí producimos piezas de diseño utilitarias esmaltadas, mediante un proceso totalmente manual, con una estética colorida y urbana.
—Cuando mirás los resultados de otros ceramistas, sobre todo ahora que hay tantos en este palo, ¿cómo separás la paja del trigo?
—Creo que hay dos grandes grupos, los artistas y los productores de cerámica comercial. Dentro del primer grupo, están los que producen para exponer y están aquellos para quienes la cerámica es su forma de vida y, en casi todos los casos, reflejan un acervo cultural, y acá me refiero a una inmensa cantidad de artistas, locales y de todo el mundo. Aunque, en general, mucho no puedo opinar, creo que esto está sujeto a las reglas generales del mercado: hay quien produce, eso que se produce a alguien le gusta y al que le gusta lo compra… y punto.
—¿Y vos te considerás un artista?
—La verdad, no me pregunto sobre la calificación de "artista" o "artesano". Lo que sí sé es que, día a día, pienso cerámica, diseño cerámica, pinto cerámica, cocino cerámica… veo qué hacen otros ceramistas… y vivo de la producción de cerámica.
—¿Cuánta importancia le das a la etapa del diseño de los objetos?
—En el taller le damos mucha importancia al diseño, las texturas, los colores, es decir, al "todo" en el producto. También realizamos trabajos por encargue, murales, por ejemplo, o revestimientos para pisos o paredes, en donde se labura un diseño "compartido".
—¿Cómo es el proceso de elaboración de un objeto de cerámica? ¿Qué materia prima y qué técnica de decoración usás?
El proceso de elaboración que elegimos para nuestro trabajo es tan simple como tradicional: bi-cocción, a 1040° C; arcilla blanca; engobes coloreados; diseño esgrafiado y esmalte cristal.
—Sobre la actividad en El Galpón, ¿qué podés contar?
—El Teatro El Galpón, con mucha generosidad, me brinda el espacio. Ahí voy a dar un taller de cerámica, para adolescentes y adultos. Los alumnos podrán acercarse a esta técnica, desde el lugar que cada uno desee, y podrán llevar adelante un proyecto personal, desde el modelado de la arcilla, la elección de los colores y la aplicación del esmalte. No se necesitan conocimientos previos. Y el trabajo es personalizado. Son grupos pequeños y cada uno lleva adelante su tarea, que acompaño, paso a paso, para llegar a un resultado satisfactorio. Creo que de más está decir lo satisfactorio y des-estresante que es modelar arcilla, socializar con gente de intereses similares, en un ambiente agradable.