Con la Quema del Judas, culminaron las celebraciones de Semana Santa

Con una gran convocatoria de público se llevó a cabo la habitual celebración de la Pascua Colonial. El desfile de jinetes se realizó sobre la avenida Nuestra Ciudad de Luján. Como corolario, los fuegos artificiales ganaron el cielo lujanense.

Con una continuidad para destacar, la avenida Nuestra Señora de Luján congregó el domingo por la noche a una multitud que se dio cita para participar de uno de los más tradicionales festejos con los que culmina la Semana Santa: la Quema del Judas.
La iniciación tuvo lugar después de la Santa Misa. Pasadas las 20, los asistentes delimitados por vallas dispuestas para el pasaje de los músicos, caballos y jinetes, se reunieron y escucharon, a lo largo del encuentro, la evocación de un Luján de antaño, y el bando mediante el cual, por tradición, fue sentenciado Judas.
La ceremonia comenzó en el Complejo Museográfico Enrique Udaondo desde donde salió la banda 9 de Julio de Bomberos y se inició el desfile de los Cabildantes, presidida por el Alférez Real Don Juan de Lezica y Torrezuri con el Real Estandarte, símbolo de la Majestad del Rey. También los gauchos y paisanos que representaron al pueblo de la campaña y a los romeros o peregrinos que se acercaban a rendir culto a Jesús en Semana Santa, así como los cabezudos o muñecos gigantes con vestimenta de nuestros campesinos, como en las fallas valencianas.
El desfile avanzó por la plaza Belgrano, la avenida Nuestra Señora de Luján hasta 25 de Mayo, donde se quemó el Judas representado por un muñeco de sayón, con un látigo en la mano y en la otra una bolsa con representación de monedas.
En ese muñeco de inmensas proporciones que las llamas consumieron están representados los pecados, el egoísmo o la soberbia que cada uno quiere destruir en la fecha, para reemplazarlos por una forma de vida signada por el amor y la comprensión hacia sus semejantes. En cuestión de segundos, la bengala voló rauda en busca del muñeco colgado frente a la Terminal de Ómnibus y, tras una breve explosión, fue ganado por el fuego.
Tras la lectura y el oscurecimiento de la zona, el Judas, colorido y con su bolsa de treinta monedas, fue ganado por el fuego, iluminando los rostros de los asistentes que de este modo renovaron su fe. Una vez consumido el fuego junto a los cohetes y llamas que se desprenden del muñeco, comenzó el espectáculo de fuegos artificiales que cerró a toda música la celebración.