“Soy actor y me mudé a Hollywood”

El joven se instaló en la meca del cine, donde participa en diferentes filmaciones y escribe guiones. Dice que le gusta volver a Luján, pero a los pocos días empieza a extrañar su rutina en Estados Unidos.

Tomás Decurguez se fue, con sus sueños a cuestas, hacia la meca de su profesión. Actor, modelo y músico, se instaló en Hollywood, en los Estados Unidos.

- ¿Qué te llevó a esa decisión?
- "Voy a ser breve, pero bastante lógico: soy actor y me mudé a Hollywood. Elegí ese lugar, tal vez porque soy un poco ambicioso. Quería crecer más en mi carrera y mi país no me lo permitía.
"Vivo en una ciudad muy rara. El 80 ó 90% de la gente que vive acá se mudó con algún fin profesional. Por lo tanto, la gran minoría de la gente que conozco nació acá y dejaron a sus familias y amigos en sus países o Estados de origen. El resto, dependiendo el barrio en el que uno se encuentre, son turistas", contó Decurguez.
Aún no armó familia "pero como a muchos les pasa, los nuevos amigos se convierten en familia, ya que todos estamos en la misma. Y es sorprendente cuán rápido la gente encuentra una pareja, se muda con ella o se casa acá. Tal vez, en parte, para reemplazar justamente a la familia".
El aspecto más positivo de su experiencia lo centra en "amar lo que hago y que acá estoy creciendo en ello. Se están cumpliendo mis expectativas. Por otro lado, la economía es estable en este momento y nunca me siento inseguro".
"Lo negativo, supongo, es que me haya tenido que ir de la Argentina para encontrar estas cosas –expresó Decurguez-. Otro punto negativo es que, consecuentemente con lo que dije antes, la gente está aquí con ambiciones profesionales y eso genera que los lazos entre las personas muchas veces sean muy superficiales, y no se valora tanto a las personas por cómo son, sino más bien por cuánto tienen y hasta dónde han llegado".
Actualmente, Decurguez trabaja como actor y escribe guiones, aunque "no digo que soy guionista porque todavía no lo soy". También  se lo puede ver en Youtube con algunos covers, en especial con una intimista versión de Húmeda, de los Illya Kuryaki and The Valderramas.
Su rutina la sintetiza de la siguiente manera: "No tengo mucha rutina, en verdad. Mi manager me pasa audiciones, pero no todos los días. Puedo tener una audición o cinco en la misma jornada. Trato de entrenar un rato, ando mucho en bicicleta. Si encuentro mis tiempos libre escribo, y si coordino con mis amigos nos juntamos a cenar o tomar algo en la casa de alguno. En el caso de estar
confirmado para algún trabajo, puedo estar todo el día filmando o grabando, dependiendo del proyecto".

- ¿Qué proyectos tenés?
- "Solo puedo hablar de mis proyectos personales, los que yo estoy gestando. Proyectos producidos por otro, esos nunca lo sé con mucha anticipación.
Estoy escribiendo un largometraje y escribí tres cortometrajes a fines del año pasado que planeo dirigir en los próximos meses. Dependerá de los fondos que estoy recaudando para producirlos".
La comunicación con sus afectos locales es fluida porque el joven tiene un plan de telefonía que le permite llamar a la Argentina "ilimitadamente. Es genial porque hablo con mi familia como si estuviera allá. Si queremos vernos, por skype".

- ¿Qué extrañás de Luján y qué es lo que menos extrañás?
- "Amo mi casa allá, pero supongo que por esos pagos ya pasó la etapa en mi vida. Cada vez que planeo ir de vacaciones, estoy muy entusiasmado, pero pasadas las dos semanas de estar ahí ya extraño mi departamento y mi rutina. No extraño el quilombo. No soy una de esas personas que creen que mi país es peor que otros, es sólo que en este momento el pueblo argentino está muy mal educado. Mal educado en el más amplio de los sentidos. Acá un peatón pisa la calle y todos los autos frenan para que pase", afirmó Decurguez. "Estuve en Luján para las fiestas y no podía creer lo que es la calle. Buenos Aires es exactamente igual. La gente ha perdido mucho el respeto por el otro y la verdad no los culpo, culpo a quienes gobiernan, que son los responsables de imponer autoridad", agregó.
En tal sentido, recordó que "un amigo mío, en California, pasó en rojo un semáforo y le cobraron una multa de 500 dólares. La verdad, no creo que vuelva a cruzar un semáforo en rojo en toda su vida. Con los robos pasa lo mismo, pero en fin, ya todos los argentinos sabemos a lo que me refiero, creo. No hace falta que haga una lista".