Verde esperanza

La murga El Repique del Lasa funciona en ese barrio desde 2011. Cerca de 70 chicos forman parte de este grupo en el que sobresalen la amistad, las ganas de enseñar y también de aprender.

La calle María Ferrari del barrio Parque Lasa comienza en la ruta 5. Hacia adentro constituye un tramo de siete cuadras: tres de asfalto, dos siguientes que dejan ver apenas lo que ha quedado de algún asfalto anterior, dos de tierra y después, campo. Al final de la calle el jardín de una casa atraviesa el camino; allí, una niña se mueve al ritmo de los bombos que suenan a pocos metros del lugar. Es sábado a la tarde y El Repique del Lasa está ensayando.
La idea de conformar una murga en el barrio surgió durante una reunión en la Sociedad de Fomento. Los vecinos habían organizado un festejo por el día de la madre y convocado a una comparsa para que acompañe la celebración. Los chicos quedaron entonces asombrados y pidieron participar de alguna. Esos fueron los primeros pasos: el 4 de mayo de 2011.
"Lo primero que los chicos aprenden cuando entran a la murga es a respetar a los demás, eso se lo remarco siempre en las reuniones, y a cualquier lado que vamos tenemos un reglamento con ciertas normas de conducta. Lo ideal es que el chico se sienta cómodo y a gusto y encaminarlos lo mejor posible para que puedan hacer algo", contó a EL CIVISMO Oscar Puma Aiello, fundador, coordinador y responsable de El Repique.
Durante seis años, Aiello formó parte de la comisión de la sociedad de fomento del barrio Parque Lasa y fue uno de los que impulsó la propuesta de conformar una murga. La razón: había muchos chicos en la calle y necesitaban un espacio que los contenga. Sólo con esa idea y la ayuda de su mujer, compró con su aguinaldo los primeros instrumentos. Hoy tienen 10 bombos, 3 trompetas, un trombón, 20 redoblantes, y 13 zurdos.
El Repique del Lasa está compuesto por 70 personas en edades que van desde los 2 a los 40 años. No hay requisitos más que tener ganas de participar. Los ritmos los aprenden solos; de Internet descargan los temas, los escuchan y tratan de copiarlos. Así, ensayo tras ensayo, van tomando forma.
Cuando empezaron hace 4 años fue bastante difícil, señaló Aiello, "y hoy es duro mantenerla". Todos los integrantes de la murga usan los mismos trajes, las mismas zapatillas y las mismas remeras. El jueves de la semana pasada comenzaron diez nuevas jóvenes a quienes aún no se les pudo conseguir la ropa. "Todo lo financiamos con rifas, los chicos no ponen un peso, el día que les tenga que pedir plata a ellos no hacemos más la murga", aclaró.
El año pasado, El Repique del Lasa abrió la jornada de carnavales en Lincoln y su presentación salió en vivo por C5N. La pasada inicia con el estandarte que los identifica, las chicas más pequeñas primero, las más grandes detrás, luego los jóvenes con los instrumentos, y por último los mayores. Así, los colores naranja y verde de la murga se han ido sumando a distintas celebraciones: estuvieron en San Andrés de Giles, en Solís y en San Antonio de Areco. Allí, uno de los chicos obtuvo un reconocimiento a la mejor percusión.
Este año ya fueron invitados para los carnavales en Giles, en Chivilcoy, en San Antonio de Areco nuevamente, en Gral. Rodríguez y prevén participar en Luján cuando se retome esa celebración.
En la murga participan chicos del barrio Parque Lasa, de El Trébol, de El Quinto, el barrio Lanusse, y los Gallitos. Tres de ellos, están estudiando trompeta con Pedro Luna, de Milbares, en el espacio Patas Arriba. Alexis ya está tocando en la murga y Johana y Ester lo harán durante los corsos del año próximo. "Me gustaría que se trabajara mucho más desde el Municipio, con el área de Cultura, por lo menos preguntando qué se necesita; yo creo que no nos pasa sólo a nosotros sino a todas las murgas de Luján". Aiello calcula que en el partido hay entre 6 y 8 grupos, y que en los últimos 5 meses se conformaron nuevas murgas en diferentes barrios.
Mientras tanto tienen padrinos que ayudan a los chicos con algunas clases de instrumentación y con la confección de los trajes. Y esperan, en pocos meses, culminar el trámite para conseguir la personería jurídica.
En el barrio Parque Lasa, los chicos están pendientes de la murga todo el día. De alguna forma intentan recrearla. Los padres acompañan durante los ensayos, y colaboran cuando surge algún viaje. En Lincoln fueron varios los papás que se apuntaron al viaje con sus propios autos: allí pasaron la noche en el camping municipal.
"Muchos de los chicos se conocían pero acá hacen amistad", contó Aiello en relación al grupo. Hoy, muchos son mejores amigos, comparten salidas, cumpleaños, o juegan al fútbol.

DÍAS DE ENSAYO
La murga ensaya los sábados y los jueves a las 19. Tiene una página en Facebook en la que suben a diario distintas novedades: El Repique del Lasa. Uno de los chicos publicó un texto en el que se menciona el rol de una murga en la comunidad. "Es parte de los actores sociales en un barrio, como la escuela, la salita de salud, o el club de fútbol (…) Sabemos que no hay accesos a muchos bienes culturales o por lo menos es muy difícil que una familia pueda ir al centro, al cine, al teatro, porque los costos son muy altos. Poner al alcance del barrio la posibilidad de ver espectáculos callejeros es un servicio muy importante para la comunidad".

CONTACTO
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