Papá Noel regaló sonrisas en Navidad

En Gral. Paz y Lavalle cada diciembre se vive una fiesta diferente. Los vecinos de la cuadra invitan a los chicos a pedir deseos. La actividad, que se realiza todos los años, fue reconocida en 2012 por el Rotary Ana de Matos.

Una vez más Papá Noel llegó a Luján. No escatimó en abrazos, tampoco en buenos augurios. Como todos los años la esquina de Lavalle y Gral. Paz ha sido el lugar de reunión de cientos de chicos que, en la previa navideña, recibieron una visita especial.
A las nueve y media de la noche, los niños comenzaron a llegar. Había que estar antes de las diez porque, a esa hora, Papá Noel bajaría del trineo ubicado sobre el techo de una de las casas de la cuadra. En la puerta, el buzón rojo estaba repleto de cartas. Pelotas, muñecas, un auto de carrera, cartas de equipos de fútbol, un juego para la Play. Eran muchos los deseos de los chicos, y ha sido así, casi desde siempre.
Sin embargo, la familia Zabala tiene un recuerdo diferente. Ellos esperan este día con ansias, y son, además, quienes tomaron la iniciativa de organizar la actividad todos los años. Pero no lo hacen solos; preparar el escenario para recibir a los niños, y que todo salga bien, es un trabajo que se realiza entre vecinos. Todos colaboran: la decoración de la cuadra, el maquillaje, los caramelos que reparten gnomos y elfos.
El lunes, a dos días de la Navidad, la casa de Lavalle y Gral. Paz estaba rodeada de chicos. Algunos sobre los hombros de sus papás, otros de la mano; por momentos aplaudían, por momentos llamaban ansiosos a Santa.
Minutos pasadas las 22, una seguidilla de fuegos artificiales despertó el interés de todos. Hacia la calle San Martín, el cielo se iluminó por unos instantes, suficientes para que Papá Noel llegara y sorprendiera a los chicos, y también a los grandes.
La idea era esa, justamente, que la ansiedad, la emoción, los ojos bien cerrados pidiendo un deseo, los dedos cruzados deseando que se cumpla, el júbilo de las fiestas, se transmita a todos por igual.
Hace 17 años comenzaba esta historia que hoy ha crecido y se ha transformado en la mejor anécdota y quizás la única en común que tendrán muchos chicos, y muchos grandes. En casa de los Zabala, tal vez el mejor recuerdo sea esa enorme cantidad de cartas escritas, ya desde 1997, por niños y niñas que hoy se acercan con sus hijos, para que ellos también tengan en Navidad una historia que contar.