Jornada en defensa de los Derechos Humanos en Salud Mental

Miércoles//Integrantes de dos viviendas de externación cogestionadas con la Colonia Montes de Oca, realizaron una actividad con música y videos. “Estamos viviendo tiempos difíciles por cambios de políticas adentro de la institución”, indicaron desde el equipo interdisciplinario.

El martes a la noche se vivió una jornada que sintetizó celebración por el trabajo realizado y reflexión por el largo camino que aún resta recorrer en la lucha por lograr la vigencia plena de los derechos humanos en el campo de la salud mental.
Ese día y en ese horario, mientras la tormenta descargaba viento y lluvia, los habitantes de las dos viviendas de externación ubicadas en un inmueble de la calle Alvear compartieron, con amigos y colaboradores, un encuentro donde hubo música, proyecciones de videos, muestras fotográficas y experiencias de vida tanto colectivas como personales.
Las casas de externación se encuadran en la nueva Ley de Salud Mental, basada en un paradigma cuya denominación es tan difícil de pronunciar como compleja su implementación por implicar un cambio cultural en cuanto a la percepción de esa creación social e histórica que recibe el nombre de loco. La desmanicomialización, tal la palabra en cuestión, implica en primer lugar reconocer al paciente como sujeto de derecho y, fundamentalmente, asumir el fracaso de la metodología basada en el encierro.
En el caso particular de las dos viviendas de la calle Alvear, la primera fue abierta hace dos años, mientras que la segunda comenzó a funcionar hace uno. Viven seis y cinco personas respectivamente, ex pacientes de la Colonia Montes de Oca. El funcionamiento se complementa con el trabajo de una psicopedagoga, un psicólogo, un trabajador social y un médico clínico. En cada casa, además, aparece la figura del "referente comunitario". El equipo se autodefine como "transversal" y "comunitario", en referencia al enfoque interdisciplinario y a la idea de establecer relaciones con otros actores de la sociedad.
Ese mismo equipo fue removido en octubre pasado de una casa de externación ubicada en la calle Güemes, donde cumplían funciones desde hacía tres años. Consideran que se trata de una persecución motorizada por sectores que dentro de Montes de Oca resisten los nuevos tiempos (ver recuadro). Temen, a partir de ciertas presiones, que la misma suerte corran las viviendas ubicadas en Alvear.
En los tres casos, se trata de proyectos cogestionados con la Colonia Montes de Oca, ya que si bien los profesionales los aporta la institución, las casas son alquiladas y mantenidas económicamente en cuanto a sus servicios por los propios habitantes.
"Básicamente se hace todo en la ciudad, se trata incluso de que la cuestión médica también se descentralice y no se recurre nuevamente a Montes de Oca. Hay muchachos que están escolarizados, van a la escuela de adultos. Otros van a talleres de música, algunos hacen gimnasia en el Polideportivo, otros salen a caminar por su cuenta, otros trabajan en una cooperativa de dulces", repasó Martín Chimino, referente comunitario de una de las casas.
De cualquier manera, aunque se trata de una experiencia con una fuerte impronta colectiva, también aparecen tiempos y procesos personales. Como ejemplo, Chimino puntualizó el caso de un ex paciente que al llegar a la casa permaneció ocho meses hasta que pudo superar el miedo a una vida donde el encierro había quedado atrás.

INTERCAMBIO
La actividad del martes comenzó con la música de Los Fogoneros y continuó con una serie de videos que expusieron, desde diferentes enfoques, las experiencias de vida de las personas que componen las casas.
En ese contexto, y a modo de introducción, Chimino dijo a los presentes que "estamos en la vigilia del Día Internacional de los Derechos Humanos y pensamos en hacer nuestro aporte desde la Salud Mental, teniendo en cuenta que estamos viviendo tiempos difíciles para nosotros por cambios de políticas adentro de la institución, porque nos está costando trabajar y estamos un poco presionados".
"Creemos que lo mejor en este momento es festejar y compartir lo que fuimos haciendo en todo este tiempo. Todos ustedes están dentro de las personas que nosotros consideramos que tenían que estar. La mejor memoria es la de los pueblos, más allá de las direcciones que haya o las personas que dirijan, lo más importante es que nosotros estamos haciendo algo que queda en la memoria y que construimos entre todos. La idea de estos videos es dejar testimonios de esos momentos", completó el referente comunitario.
Un momento particular en la actividad del martes fue la asamblea ampliada, donde se expresaron opiniones y puntos de vistas sobre el actual momento por el que atraviesa la iniciativa. Otros, además, contaron aspectos de su pasado vinculado a la Colonia Montes de Oca.
Chimino comentó que "cuando hablamos de lo colectivo, esto es una representación porque hoy tenemos personas de diferentes partes que están trabajando por un mismo objetivo: defender los derechos de las personas y poder vivir en comunidad". En ese camino, "muchas veces hay que hacer esfuerzos porque hay sectores de la sociedad o personas que tendrían que garantizar esos derechos, que complican las cosas".
"El encierro implica no poder ver a la familia, no tener una pieza o tener que bañarte con 40 ó 50 personas. Incluso hace muy poco que dentro de los manicomios hay casas velatorias, porque antes cuando te morías no eras ni velado. Más allá de que la ley haya cambiado, esa cultura sigue manicomializando y muchas veces los directivos de la institución quieren disciplinar, por ejemplo cambiando al personal o rompiendo los grupos, desconociendo que en esto hay afectividad y cariño. Nosotros estamos en una situación donde, con la lupa de la Colonia Montes de Oca, nos sentimos amenazados porque nos quieren correr", amplió el referente comunitario de una de las viviendas.
Como ejemplo, se refirió a lo ocurrido recientemente en la casa de la calle Güemes, donde "sacaron al referente comunitario con argumentos como que había dos latas de choclos vencidas y que dentro de esa casa faltaba personal, cuando en realidad la que tiene que poner trabajadores es la Colonia, porque nosotros no empleamos gente".
Adriana, amiga del proyecto y ex paciente que actualmente vive sola, expuso que cuando abandonó el encierro "me daba vergüenza decir que había estado internada, pero ya perdí la vergüenza". En referencia al grupo que conforman las dos viviendas de la calle Alvear, dijo que "ellos son mis amigos y los voy a defender, porque no es justo lo que está haciendo la Colonia; sabemos que gente que trabaja como ustedes es mirada mal desde la Colonia".
"Mi familia no me da bolilla, pero los tengo a todos ustedes que son mis amigos. Es duro estar en la Colonia, y más cuando te internás por tu cuenta. Es duro, una persona no puede estar 50 años metida ahí adentro", completó Adriana.
Entre los ex pacientes existen diferencias en cuanto a sus historias de vida, pero todos acuerdan repudiar un pasado al que no quieren volver. El encierro, que en muchos casos sumó 30 ó 40 años de duración, persiste como un mal recuerdo que no están dispuestos a repetir.
"Pasé muchas cosas muy feas, horribles. Pasé por muchas instituciones, de las que me fugaba. Hasta que se dio la posibilidad de vivir en una casa. Estoy muy agradecido por todo esto", expuso Gustavo, quien este año pudo localizar a su hermano, después de 30 años de desencuentros. Para eso realizó dos viajes a Córdoba, en el último de los cuales pudo dar con él.
Miguel, otro de los que tomó la palabra durante la asamblea, contó que pasó 30 años en la Colonia Montes de Oca. Cuando se lo invitó a contar su experiencia, preguntó primero se debía referirse a su vida en la institución o fuera de ella. Como otros, la externación representa un antes y un después, un punto de quiebre cargado de aprendizaje y de restitución de derechos.
"Acá es distinto, es diferente, podés vivir cómodo y pagar todas las cosas. De la Colonia ni contar, nos robaban, pegaban. Ya pasó. Estuve 30 años. Son muchos años. Acá puedo vivir cómodo hasta que venga mi familia, mi hermana, mi hermano, mi cuñado, mis sobrinos, mis primos. Soy de Misiones y hace 28 años que no los veo", relató Miguel, quien se encuentra transitando el mismo camino que recientemente le permitió a su compañero Gustavo localizar a su hermano.

Una experiencia
En octubre pasado, trabajadores de la Salud Mental y vecinos expresaron su repudio por la desafectación del referente comunitario e integrantes del equipo interdisciplinario de la casa cogestionada ubicada en la calle Güemes. Los firmantes del escrito la consideraron "una  decisión arbitraria tomada por la Dirección de la Colonia Montes de Oca".
"Luego de un trabajo comprometido, sostenido y supervisado desde una lógica comunitaria (deconstruyendo prejuicios y estereotipos sobre la locura, desestigmatizando espacios, acompañando procesos de subjetivación y apropiación de derechos), este grupo de hombres va adquiriendo mayor autonomía y autodeterminación, logrando en 2011 alquilar una casa en el centro de la ciudad de Luján, luego de haber permanecido institucionalizados entre treinta y cincuenta años", recordaron en ese escrito.
Como respuesta, el director de la Colonia Montes de Oca,  Jorge Rossetto, difundió un comunicado donde expuso que la medida tuvo en consideración "presuntas irregularidades detectadas por el equipo de enlace y monitoreo, precisamente creado para supervisar y acompañar el funcionamiento y las necesidades de los residentes de los distintos dispositivos comunitarios".
"Mal puede esta administración tomar decisiones que promuevan un retroceso a la lógica manicomial, cuando ha sido esta propia gestión quien ha implementado las políticas de desintitucionalización y transformación institucional, con la apertura de Casas de Convivencia, Centros de Día, Emprendimientos Productivos, Programa de subsidios para la externación de personas institucionalizadas (Regreso al Hogar), y un sin número de acciones tendientes a garantizar la atención con inclusión social de las personas con discapacidad mental", agregó.

La ley
La actual Ley de Salud Mental fue aprobada y promulgada en 2010. En el artículo 14 de la norma, se deja explicitado que "la internación es considerada como un recurso terapéutico de carácter restrictivo, y sólo puede llevarse a cabo cuando aporte mayores beneficios terapéuticos que el resto de las intervenciones realizables en su entorno familiar, comunitario o social". A su vez, en aquellos casos donde el encierro sea estrictamente necesario y hasta beneficioso para el paciente, "la internación debe ser lo más breve posible, en función de criterios terapéuticos interdisciplinarios". En tal sentido, la ley indica que "en ningún caso la internación puede ser indicada o prolongada para resolver problemáticas sociales o de vivienda, para lo cual el Estado debe proveer los recursos adecuados a través de los organismos públicos competentes".
Por otra parte, el Estado debe reconocerle a las personas con padecimientos mentales "el derecho a recibir atención sanitaria y social integral y humanizada, a partir del acceso gratuito, igualitario y equitativo a las prestaciones e insumos necesarios, con el objeto de asegurar la recuperación y preservación de su salud". También se impone "el derecho a conocer y preservar su identidad, sus grupos de pertenencia, su genealogía y su historia"; como así también "a recibir tratamiento y a ser tratado con la alternativa terapéutica más conveniente, que menos restrinja sus derechos y libertades, promoviendo la integración familiar, laboral y comunitaria".
En cuanto a la forma de abordaje, la normativa vigente refiere a "un equipo interdisciplinario integrado por profesionales, técnicos y otros trabajadores capacitados con la debida acreditación de la autoridad competente".