“Se hace oídos sordos a las reglas naturales”

Domingo//El Espacio Intercuencas emitió un comunicado para denunciar distintas causas que se interrelacionan en el tema de inundaciones. En ese contexto, el geólogo Alfredo Césare marcó la necesidad de repensar la planificación urbana desde el concepto de cuenca.

En el marco de las últimas inundaciones, el Espacio Intercuencas emitió un comunicado donde denunció una serie de situaciones repetidas en los alrededores de los principales recursos hídricos del Gran Buenos Aires. En ese sentido, los distintos grupos que conforman la organización mencionaron "la falta de planificación urbana y de gestión integral de cuencas". Además, indicaron la existencia de "mega obras innecesarias o contraproducentes como la rectificación y hormigonado de cauces de ríos y falta de criterios de inversión e intervención articulada entre las cuencas altas, medias y bajas". El panorama se completa con "el relleno de humedales y la falta de espacios verdes contenedores de agua".
Consultado por el programa radial El Tábano (FM Asteroides 93.9), el geólogo Alfredo Césare, integrante del Foro Hídrico de Lomas de Zamora, destacó que "las planificaciones para la ocupación del terreno se tienen que hacer siguiendo el criterio de cuenca y subcuenca, porque la realidad es que cuando uno las pasa por arriba, termina ocurriendo lo que nos ocurre cada vez más frecuentemente".
"Digo esto porque se hace oídos sordos a las reglas naturales. Hay quienes pueden pagar una urbanización en un terreno que antes valía poco, por ser terrenos inundables a donde se levantan muros de defensa y son rellenados. Es decir, se construye suelo. Los otros, los que quedamos afuera de los countries, nos damos cuenta de que los lugares donde los ríos antes se explayaban y a lo sumo se mojaban las patas algunas vacas o el agua cortaba el tránsito por un camino rural, ahora se genera un impacto social y económico muchísimo mayor. Lo que decimos es que un sector de la sociedad se está apropiando de un bien común y termina lucrando con eso, y en algunos casos, además, van a ganar otro poco más de dinero haciendo las grandes obras que alivien los desastres que contribuyeron a fabricar", indicó Césare.
- ¿Qué implica el concepto de cuenca?
- En el sentido hidrológico, una cuenca es una zona de alimentación de un curso principal en busca de un nivel de base, donde el agua es colectada por una cantidad de tributarios (arroyos) que normalmente convergen en un curso mayor. Si uno lo que hace es trasvasar agua de un lugar a otro, generalmente lo hace por intereses que son particulares. Por ejemplo, aumentar el valor de un campo al disminuir su posibilidad de inundación. Ese campo va a valer más y lo que aparecen son canales clandestinos que terminan inundando las zonas más bajas porque apuran la llegada del agua. Realmente todo esto no responde a necesidades de la especie humana, sino a las necesidades de sectores acomodados o con poder político.   
- Uno de los argumentos para justificar lo que viene ocurriendo con las inundaciones es que llueve más ¿Ese fenómeno alcanza para explicar lo ocurrido?
- Esa es la causa que esgrimen los que ocupan indebidamente los lugares de escurrimiento. Eso, en realidad, no es tan así. Si uno mira los registros pluviométricos de los últimos 50 años, hay años en los que ha llovido 1.200 milímetros, otros donde llovieron 800 milímetros. La media no ha cambiado, no llueve más en promedio. Lo que sí ha cambiado es el modo de llover, por ejemplo estos chubascos de 140 milímetros en dos horas. Por un lado, quienes disfrutan de este denominado desarrollo inmobiliario dicen que está lloviendo más, pero la realidad es que llueve distinto. Ante eso es hora de cambiar los criterios de planificación y de que la ocupación del suelo se haga con mayor responsabilidad y teniendo en cuenta la realidad que ha cambiado.
- ¿Cuál es el rol de los municipios y de la Provincia?
- En cada territorio municipal pasa lo mismo que ocurre a nivel Provincia. Las legislaciones son relativamente nuevas. Hay resoluciones de la Autoridad del Agua que no tienen más de 10 años, es decir, que desde el punto de vista climatológico no ocurrieron grandes cambios desde que se sancionaron hasta hoy. Lo que sí ha cambiado es la velocidad de la ocupación y el cambio de uso del suelo. En ese sentido, el Estado viene corriendo desde atrás o a veces para otro lado. Si hablamos de los canales en el campo, tienen que ser proyectados, aprobados por la Autoridad del Agua y recién realizados. Esto se hace, con suerte, en el 20 por ciento de los casos. En la zona urbana, cuando aparecen inundaciones, se empieza a tapar el tema con parches porque hay costos políticos y porque repensar la ciudad desde otro lugar implica un costo político y económico muy alto, pero eso habrá que hacerlo en algún momento. En síntesis, el Estado viene muy atrás de la situación y a veces mandado por intereses económicos de este fenómeno que se llama progreso. Para mí, en realidad, progreso es el descubrimiento de una vacuna que es para todos, pero no es progreso que en una cuenca baja, como el río Luján, se ocupen 1.000 hectáreas en un emprendimiento.  
- ¿Qué significa repensar la planificación urbana?  
- Hay cosas que no podemos volver atrás, al menos en un par de generaciones. Es el momento de empezar a pensar en los lugares donde todavía este impacto brutal no llegó, porque el desarrollo inmobiliario es muy rápido y con lluvias menores habrá graves consecuencias. En vez de trabajar teniendo en cuenta el cambio climático, nos vamos de narices contra eso haciendo planificaciones de mercado y no planificaciones urbanas. Así no se puede seguir pensando las cosas, porque estamos en un círculo absolutamente perverso que lo que hace es concentrar la riqueza y el disfrute del suelo en los sectores que pueden pagarlo y trasladando costos sociales al Estado que tiene que atender a una cantidad de gente cada vez que se inunda. Este proceso se aceleró en los últimos tiempos porque se planifica según el poder adquisitivo. En algunos países del mundo, después de haber modificado terriblemente el curso de los ríos, están devolviendo a los ríos los cursos originales para que el río administre su propio lugar de escurrimiento.