Otra suelta de libros

Se efectuó la tercera suelta de libros en Luján, llevada a cabo por los estudiantes de Bibliotecología del Instituto Mignone. El gesto es importante, concreto y, simbólicamente, demuestra que hay lujanenses con interés por promover la cultura.

Los alumnos de la Tecnicatura Superior en Bibliotecología del Instituto Emilio Mignone protagonizaron la tercera edición de la Suelta de Libros. La actividad promovió una acción altruista, lúdica, generosa.
Se reunieron a las 8.30 de la mañana del sábado pasado. En grupos, emprendieron diferentes caminos. La consigna era repartir libros en diversos espacios públicos de la ciudad, aguardar escondidos que un transeúnte los recogiera, sacarle una foto y, de ser posible, entablar contacto.
Los libros fueron cedidos por bibliotecas públicas y por los futuros bibliotecólogos, para que cualquier persona acceda a la lectura. La idea, una vez que se encontró un texto, es volver a colocarlo en el mismo sitio donde se lo halló y así posibilitar que luego otro acceda a ese ejemplar. En total, fueron 235 "libros golondrina", como se llaman.
Los trayectos incluyeron la Avenida España, las calles Lavalle, Güemes, Mitre, San Martín; el Hospital Municipal; un colectivo; la Plaza Colón, diversos locales, etc. Según contaron los estudiantes, la gente se acercaba con más facilidad a medida que se alejaban del centro comercial. Allí, entre el ir y venir de quienes compraban regalos por el Día de la Madre, los libros pasaban desapercibidos.
Los lujanenses, extrañados, no sabían muy bien cómo reaccionar. Antes de agarrar los libros preguntaban cuánto había que pagar o les preguntaban a los estudiantes, con desconfianza, si eran miembros de algún partido político o testigos de Jehová. Incluso un señor, excesivamente formal, persiguió corriendo a un grupo, lo alcanzó y, con libro en mano, les dijo a los integrantes "se les cayó esto".
Pasado el mediodía, se cerró la jornada en el Museo de Bellas Artes. Llegaron todos cansados, de a poco. Los esperaban dos escritoras locales: Marcia Lo Feudo y Cristina Retamozo. Ambas están estrechamente vinculadas con el Instituto.
Ellas contaron un poco sobre su labor artística, sobre su vocación, sobre el hecho de publicar, entre otros temas. Casualmente, Cristina fue quien incentivó a Marcia para continuar escribiendo, cuando empezó a hacerlo de chiquita. El sábado, para sorpresa de las dos, pues una no sabía que iba la otra y viceversa, compartieron el escenario.
Estas intervenciones fueron estimulantes y divertidas, ya que las escritoras hicieron gala de su sentido del humor y se notaron muy cómodas una con la otra y con el público. Marcia señaló la importancia de la suelta de libros y Cristina habló sobre el compromiso profesional.
El cierre se llevó a cabo entre alguna que otra lágrima de emoción. Tanto alumnos como profesores se conmovieron mucho. La experiencia fue movilizante para ambas partes. Ahora, resta esperar el resultado de esta actividad que cuestiona la circulación tradicional de los libros como una mercancía y apuesta por la cultura. ¿Se entusiasmará la gente? ¿Circularán los libros? ¿Hasta dónde llegarán?