Vuelve a preocupar la falta de controles en las batucadas

Lunes//A pesar de los esfuerzos previos tendientes a evitar desbordes que pudieran ocasionar daños a propios y terceros, el viernes la agitación volvió a ganar los ánimos. Sin controles por parte de la Policía o el Municipio, hubo corridas, agresiones y proyectiles contra la fachada de la Escuela Normal.

A pesar de los esfuerzos previos tendientes a evitar desbordes que pudieran ocasionar daños a propios y terceros, las populares batucadas volvieron a transformarse en manifestaciones caóticas. La ausencia de controles y acompañamiento generó conductas provocadoras y agresivas, amén del peligro latente que constituía el paso de vehículos entre la manifestación juvenil.
Desde las primeras horas del viernes, los estruendos de elementos pirotécnicos se hicieron sentir con fuerza en toda la ciudad, para concentrarse luego en la puerta de la Escuela Normal. La gran cantidad de jóvenes que celebraban su viaje de egresados se dispersaron en la zona aledaña, ocupando veredas, rotondas y bulevares. Sin ningún tipo de control o acompañamiento por parte de la Policía o el Municipio, con el correr de las horas la agitación fue ganando los ánimos y comenzaron las expresiones que habían buscado evitarse: huevos y latas de espuma vacías arrojadas contra la fachada del edificio, chicos trepados a paredes y rejas, agresiones y corridas entre distintos grupos y un importante caos vehicular. 
Durante una reyerta protagonizada por un grupo de chicas, un conductor optó por detener su vehículo y separar a las dos contendientes. El resto de los automovilistas tocaban bocina y apelaban a todos sus reflejos para tratar de esquivar a los jóvenes que cruzaban las calles de forma sorpresiva. En este marco de confusión, tampoco faltaron conductores que ignoraron las señales de los semáforos. Si bien hasta el momento no se registraron daños y lesiones de gravedad, los episodios de hoy son un claro aviso de lo que puede ocurrir si se desoyen las medidas dispuestas y los controles se hacen más laxos.