El padre de su patria

Se estrenó la obra San Martín, Padre de mi Patria, en el Teatro Municipal Trinidad Guevara. La obra tiene libreto y dirección de José Ithurrart. Se centra en aspectos sociales e íntimos de la vida del prócer. Intervienen varios y talentosos artistas locales, quienes trabajaron en equipo.

"¿Por qué no suenan las campanas? San Martín ha muerto en Francia", cantaba Nahuel Lobos el lunes pasado, en papel de indio, y el público se estremecía por la claridad y la emoción de su voz, pero también, porque le tocaban una fibra muy profunda que tenemos todos adentro, en mayor o menor grado, el afecto por la Patria.
El lunes pasado, pues, se estrenó San Martín, el Padre de mi Patria, una creación de José Ithurrart. El Teatro Municipal Trinidad Guevara, lleno, despidió a los actores de pie.
La pieza en cuestión es un musical, donde intervienen, en consecuencia, diversas disciplinas artísticas, pero sobre todo, el canto, el baile y la actuación. Como obra, está construida —director experimentado Ithurrart al fin y al cabo—  a través del contraste entre escena y escena. Asimismo, hay juegos de simetrías, espejos y puestas en abismo. En general, no hay lugar para el vacío, porque se logra una mecánica narrativa de segmentos concatenados. Incluso hay representación escénica de tiempos simultáneos.
La estética de la obra es peculiar, acaso demasiado elocuente. Las coreografías, diseñadas por Josefina Malusardi, aprovechan las diferentes alturas y diferentes escalas espaciales. Los bailarines no paran un segundo, pirueta tras pirueta. El vestuario es muy singular, para un texto biográfico de un prócer, por lo menos: corsettes de látex y minifaldas, puntillas y seda, pantalones ajustados, con predominio del color negro. El diseño de iluminación se distingue por la insistencia en el detalle, por el humo y el color rojo; el maquillaje acompaña en la misma dirección. Los actores (cada uno tiene rasgos físicos únicos) extreman los gestos.
Mención aparte merece la música, diseñada especialmente por Nelda Palchevich para este trabajo. Confluyen con el rock (la energía del rock, en todo caso), el tango y el folklore. Cada composición se ensambla cabalmente con la idea general de la obra.
Ahora, ¿cuál es el estilo de la obra? Probablemente sea impropio encasillarla (¿posmoderna?, ¿punk?, ¿vanguardista?). La mejor respuesta es la más obvia: estilo Ithurrart, inconfundible estilo Ithurrart.
Del conjunto, sobresalieron, en particular, dos artistas: Nahuel Lobos, que ya se comentó al principio de la nota, y Francisco Scance, bailarín con mucha técnica, preciso y expresivo, sin perder elegancia.
Por último, hay que mencionar el trabajo historiográfico que realizó Ithurrart antes de concretar su obra, sobre el cual se apoya esta. Es importante subrayar, también, el trabajo de orquestación humana. Pero, más significativo, y pese a algunos lugares previsibles, como la Merceditas sufrida, se consiguió una obra para todo el público, verdaderamente entretenida para todo el público.

FICHA TÉCNICA
Elenco:  Pablo Pighín, Nelda Palchevich, Nahuel Lobos, Sandra Chebriau, Agustín Castro, Sabrina Cribelli, Milagros Zanazzi.
Bailarines: Josefina Malusardi, Marga Ocampo, Mica Marti, Matías Becerra, Nico Yzé, Francisco Scance.
Niños: Pupy Núñez Castiglioni, Penélope Miglioranza, Martina Manzur, Malena Marquiegui, Federico Sánchez.
Vestuario: Claudia Fraitte
Maquillaje: Gustavo Blinder
Coreografía original y coordinación general: Josefina Malusardi
Música original: Nelda Palchevich
Asistente de dirección: Samuel Ruíz Ybarra
Libro, canciones, dirección, producción, diseños de iluminación y escenografía: José Ithurrart