Dime cómo te llamas y te diré de dónde eres

De las cinco localidades que existen en el distrito, sólo una no hace alusión a un nombre propio. En el caso de Carlos Keen, el abogado y periodista nunca pisó las tierras que recibieron esa denominación.

Para muchos vecinos que viven en los pueblos que conforman el distrito de Luján, las pertenencias a esos lugares resulta un fuerte signo de identidad, a modo de pago chico. A su vez, los nombres que identifican a dichos conglomerados urbanos suman a ese rasgo. De las cinco localidades, en cuatro casos sus denominaciones hacen referencia a personajes que vivieron en el siglo XIX. En el caso de Open Door, en cambio, el término inglés remonta al método psiquiátrico concretado a través de la colonia fundada por Domingo Cabred. Dato peculiar, Carlos Keen -periodista, abogado y militar-, nunca pisó las tierras que se identifican con su nombre.

TORRES
La denominación refiere al doctor Melchor Torres, dueño de varios terrenos que actualmente conforman la localidad. Hombre de gran prestigio en la práctica de su profesión, la historia lo encontró prestando sus servicios en las epidemias de cólera y fiebre amarrilla registradas en Buenos Aires. Fueron sus descendientes los encargados de llevar a cabo los primeros loteos que permitieron, paulatinamente, la conformación del poblado.
Como en otros pueblos lujanenses, el ferrocarril desempeñó un rol protagónico en esos orígenes. La extensión de la línea Urquiza, consignada a la firma Federico Lacroze Hermanos, motivó a un heredero de Torres a ceder un terreno para el emplazamiento de la actual estación, cuyo edificio recibió por nombre la denominación que luego alcanzaría al pueblo en general. Corría 1888, aunque recién en 1892 el tren se detuvo por primera vez
Según consignan los datos históricos, luego de ese hecho la familia Torres fue progresivamente efectuando nuevos loteos en torno a la estación ferroviaria.

CARLOS KEEN
El nombre del pueblo fue producto de una promesa que Dardo Rocha le realizó a su amigo Carlos Keen, un abogado, periodista y militar nacido en 1840, en Las Flores. Cuando atravesaba sus últimos momentos de vida, el futuro gobernador de Buenos Aires, le aseguró a Keen que durante su gobernación bautizaría con ese nombre alguna estación o pueblo como homenaje a quien había cumplido tareas militares en la Guerra del Paraguay y alcanzado cierta notoriedad pública.
Carlos Keen falleció finalmente en 1871, cuando apenas tenía 31 años, víctima de la fiebre amarrilla. Una década después, Dardo Rocha cumplió con su compromiso y bautizó de ese modo a la precaria parada ferroviaria.
Los primeros loteos se concretaron entre 1894 y 1907. Entre fines del siglo XIX y principios del XX, Carlos Keen se convirtió en el segundo conglomerado urbano más importante del partido después de la ciudad cabecera, en un apogeo que tuvo su punto máximo hacia la década del 30. Para ese entonces, la localidad contaba con destacamento policial, tres clubes, varios almacenes de ramos generales, un surtidor de nafta y fábricas.

OLIVERA
Domingo Olivera fue un importante terrateniente y exportador de carnes a Inglaterra. El nombre del pueblo también está vinculado al tren, ya que en la segunda mitad del siglo XIX donó tierras para la construcción de la estación del entonces Ferrocarril del Oeste. El nuevo medio de transporte permitió el traslado de la producción ganadera de la estancia "Las Acacias", propiedad de Olivera, a los grandes centros de distribución y consumo. Dicho establecimiento, según consigna el historiador Héctor Felice en su Diccionario Lujanense, "adquirió gran trascendencia entre sus similares no sólo de la zona sino de todo el país por su organización, forma de trabajo y mestización".
Como en el caso de Torres, sus descendientes fueron los responsables de los posteriores loteos que dieron forma al pueblo.  

JÁUREGUI
Entre sus vecinos todavía perdura una vieja polémica en torno al nombre. Aunque en lo formal una ley provincial aprobada en 1997 terminó por recuperar el nombre original del pueblo, los partidarios de la denominación Villa Flandria perduran. Son dos historias separadas cronológicamente pero claramente vinculadas. José María Jáuregui, comerciante español, gestionó la habilitación de una estación del Ferrocarril del Oeste, como necesidad de transporte para lo producido en su molino harinero ubicado a la vera del río Luján.
A partir de 1884 comenzó un lento proceso de desarrollo del lugar que en la primera década del siglo pasado se materializó en dos loteos, nuevas experiencias industriales y una escuela. Jáuregui se transformó en el nombre de ese poblado que miraba a la estación, tal como lo documentan diversos periódicos de la época.
Con la llegada de Julio Steverlynck en 1928 mediante la compra de las instalaciones fabriles que habían pertenecido a José María Jáuregui, el pueblo inició su gran e inédito desarrollo. El primer loteo impulsado por el industrial llevó por nombre Villa Flandria y se le dio carácter de pueblo según un acto administrativo provincial. Aunque ambas identificaciones convivieron a través de las décadas, fue durante la última dictadura militar que se oficializó esa última denominación, mediante un decreto. En la década del 90, un grupo de vecinos inició un proceso para recuperar el nombre original del pueblo. A su vez, Pueblo Nuevo hace referencia al segundo desarrollo de Jáuregui, en ese caso, hacia el otro lado del río.

OPEN DOOR
Como explicó recientemente el escritor y artista plástico Leonardo Vignau en la presentación de su último libro, antes de que comenzaran los primeros trabajos constructivos de la futura Colonia proyectada por Domingo Cabred, "el pueblo era un paraje de chacareros y fue el Hospital el que dio nacimiento al pueblo". Hasta entonces, la zona era conocida como "La Pulpería de Don Mateo", en referencia a un comerciante del lugar.
"Los chacareros se enteraron de que iban a construir la Colonia (la más grande de Sudamérica) y comenzaron a comprar los primeros lotes cercanos al obrador de la estación de tren, donde comenzaron a llegar los insumos para la construcción de la institución", amplió Vignau.
El acto de colocación de la piedra fundamental del hospital psiquiátrico contó con la presencia del entonces presidente Julio Argentino Roca.

CORTÍNEZ
Jurisconsulto y economista, como parte de su extensa vida política, Santiago Cortínez fue ministro de Hacienda del presidente Sarmiento, para luego ser ratificado en el cargo por Avellaneda y posteriormente volvió a desempeñar esa función en la gestión de Roca. Además fue director del Banco Nacional y en varias oportunidades contador general de la Nación.
Si bien Cortínez fue propietario de tierras en la actual localidad, no desarrolló vínculos con la zona, cuyo hito fundacional se remonta a 1888 con la llegada del Ferrocarril Pacífico.